Estado de Ánimo:
Música sonando: Kuoya Ruten - Fiction Junction YUUKA
Este es un preludio que escribí hace algo de tiempo pero q siempre me ha gustado así que para los que no lo hayan leído espero que disfruten. Es de un juego de rol llamado La Leyenda de los Cinco Anillos, ambientado en el japón feudal. Disfruten o eso espero. ^^

Si las Fortunas lo disponen...
Nacida en una familia noble era de esperar que mi vida fuera simple, sencilla, fácil. Pero hay veces en que el Destino dispone un futuro muy desacorde con los planes que hacemos. Aunque desde fuera una vida sea perfecta y sin problemas cada persona sufre complicaciones y dificultades que nos hacen mas fuertes o acaban destruyéndonos. Como decía mi padre: si las Fortunas lo disponen...
Desde pequeña, ya había mostrado dotes excepcionales para la magia que caracteriza a mi familia. A la edad de siete años ingresé en la escuela Shugenja Soshi, una escuela de hechiceros conocida en todo el imperio. Es cierto que mi madre, Soshi Akane, era la directora de la escuela pero por ello se me exigía aún más que al resto de mis compañeros. Y, a pesar de la corta edad con la que entré en ella, obtuve grandes mejoras y mis sensei estaban muy contentos conmigo. Pero aunque hubiera demostrado ser la mejor shugenja de todo Rokugan aún había algo a lo que no podía escapar: la condición de que era mujer.
Cuando llegué al mundo mi padre ya me había prometido al hijo de un amigo suyo. El nombre del chico era Bayushi Hiroshi. Yo era aún muy joven cuando le conocí. Estaba completamente indignada, pero acepté el destino que me había dispuesto mi padre. Así que, durante los años que estuve estudiando en la escuela, Hiroshi venía a visitarme para ver cómo iban mis progresos. Era un muchacho bastante atractivo pero el hecho de que hubiera sido atada a él sin poder elegir me producía un rechazo hacia él que no podía evitar.
Pero todo cambió cuando conocí a un muchacho del clan Cangrejo, Hida Hatenko. Llegado de la Muralla Kaiu con su padre venía buscando shugenja capaces para hacer retroceder a los Portavoces de Sangre que estaba poniendo en peligro la paz del pais por el que tanto habíamos luchado. Yo me ofrecí para marchar hacia allí pero debido a mi compromiso de matrimonio no podía marcharme de la escuela.
Hatenko era alto y fuerte, como la mayoría de los componentes de su clan, pero tenía algo que me resultaba muy atractivo. Su rostro era joven pero con rasgos definidos que denotaban sabiduría. Era el perfecto interlocutor. Durante el tiempo que estuvo acogido en mi hogar, había dedicado muchas horas para que se sintiera como en casa y me quedaba con él conversando hasta altas horas de la mañana. Hiroshi por supuesto no aguantaba que le prestara tanta atención al Cangrejo, por lo que comenzó a maquinar la manera para poder acabar con él antes de que pudiera acercarse demasiado a mí.
Cuando Hatenko se marchó yo me quedé muy triste pero proseguí con mis estudios para poder ir a la muralla a defender Rokugan de la amenaza que se avecinaba y por fin, después de muchos años, lo conseguí.
A los doce años mi madre decidió que yo ya estaba preparada para tomar el desafío para poder ser considerada mayor de edad y así capaz de luchar por el Imperio. Conseguí superar las dificultades que se me presentaron en la prueba y les demostré a todos que las aptitudes pueden ser dominadas por hombres y mujeres sin distinción.
Después de mi victoria en los duelos regresé a mi hogar donde me esperaba una trágica noticia. Mi padre estaba muy enfermo. Pero eso no era lo peor sino que ahora que mi pequeña familia se había quedado sin dirigente capaz así que Hiroshi se hacía cargo tanto de mi madre como de mí. Lo que pretendía ese detestable ser era forzarme a casarme con él lo más pronto posible. Pero yo no estaba dispuesta a dejarle tomarme como si de un objeto se tratara. Así que hasta que mi padre muriera no podía hacer nada.
Al pasar los años mi padre no mejoraba hasta que, al final, su cuerpo no aguantó más y su alma abandonó el mundo dejándome en manos de mi prometido. Así que decidí que ya era hora de marcharme de mi hogar huyendo hacia las tierras Cangrejo en busca de Hatenko para que me protegiera de él. Mi madre siguió dirigiendo la escuela pero se fue a vivir con su hermano para evitar las represalias que pudiera tomar contra ella.
Con cierta dificultad, en casi dos semanas, llegué al hogar de Hatenko después de pequeño conflicto en la frontera, pero conseguí salvar ese obstáculo sin demasiadas complicaciones.
Al llegar a la casa del muchacho caí gravemente enferma, pero se ocupó de mi y conseguí recuperarme de las fiebres que amenazaban mi vida. Cuando estuve en plena forma fui a luchar junto a Hatenko contra los hechiceros malvados. A mis dieciséis años dedicaba mi vida a evitar la invasión del Imperio.
Mi vida durante esos dos meses de luchas y confrontaciones fueron los mejores de mi vida. Los años anteriores habían sido un infierno y aunque estaba en las Tierras Sombrías había un rayo de luz que simplificaba todos los problemas que pudieran surgir. Pero esa felicidad no iba a durar mucho, Hiroshi de encargaría de eso. Así que al poco tiempo el Bayushi me encontró, para mi desgracia. Pero había también conseguido acusar a Hatenko de rapto y acoso. Todo era completamente infundado y yo no iba a permitir aquello pero no podía hacer nada, después de todo, solo era una mujer sin voz ni voto.
Esa era otra facultad que me gustaba de Hatenko, me trataba con dulzura y respeto. Con él me sentía apreciada por lo que era, lo que pensaba, no se fijaba simplemente en mi sexo y mirándome como un ser inferior.
Así que todo lo decidieron en un duelo. Pero después de haber vitos a ambos duelando sabía que Hiroshi tenía todas las de perder contra Hatenko. Por desgracia el Escorpión había logrado drogar al Cangrejo haciendo que su cuerpo le resultara mas pesado, volviéndole más torpe de lo que en realidad era. Yo me había dado cuenta pero su orgullo le obligaba a duelar incluso en esas pésimas condiciones.
Y todo se decidió en un golpe. Hatenko consiguió golpear a Hiroshi lanzándolo hacia atrás pero este al ser más veloz ya le había dado el tajo mortal en el vientre. En Cangrejo cayó al suelo desangrándose rápidamente. Yo corrí hacia él y en mis brazos exhaló su último suspiro. Nunca olvidaré sus últimas palabras: “Sé libre, yo siempre te esperaré.”
Desde entonces mi corazón se volvió de piedra, como las que forman la muralla que con tanto afán él defendía de sus atacantes. Así que tuve que volver a mi hogar con Hiroshi como si fuera un trofeo ganado. Yo me sentía como un ave encerrada en una jaula y que es obligada a cantar cada vez que el amo lo desea. Era completamente desdichada. Con la única persona que podía conversar era mi primo cercano llamado Soshi Ushiro. Era mi acompañante y mi mejor amigo desde que habíamos estado juntos en la escuela pero la abandonó al cabo de un año y le perdí la pista.
Así que Hiroshi decidió que ya era hora de consumar nuestro compromiso de una vez por todas. Yo estaba completamente aterrorizada, si hacía lo que le venía en gana me horrorizaba pensar que podría hacer siendo completamente suya. Pero gracias a las Fortunas Ushiro se encargó de que no llegara nunca el día de la boda. Ahora se donde había estado mi primo durante tantos años. En la Escuela Bayushi de Ninja. Y aunque todo Rokugan proclame que “no existen los ninja” todos sabemos que eso no es cierto. La noche anterior a la boda Hiroshi murió misteriosamente envenenado mientras tomaba su copa de sake. Así que enviudé sin siquiera haberme casado. .
Días después Ushiro me confesó que él había matado a mi prometido para evitarme tanto sufrimiento. Yo juré devolverle el favor y todavía estoy esperando el momento en el que tenga que saldar mi deuda.
Así que, sola de nuevo, pasaron los años. Con el tiempo, mi madre murió dejándome al cargo de la escuela pero rechacé el cargo y se lo traspasé a un compañero de curso. Y sin compromisos que me ataran a nada, me dediqué a viajar por Rokugan en busca de algo en lo que entretener mi mente para no recordar la muerte de mi amado Hatenko. Aún en las noches más oscuras oigo su voz arrullándome y calmando mis demonios interiores.
Pasados unos meses el daimyo de mi familia me convocó para que me uniera a un grupo de bushi para ir a resolver el incidente de un noble y sus peculiares armas. Entre estos guerreros me siento algo extraña pero me voy acostumbrando a tener compañía de nuevo. Pero... hay algo que no me cuadra. Hay un Cangrejo... pero, no puede ser. Es imposible. Murió entre mis brazos, no hay posibilidad de que haya sobrevivido a un tajo como aquel. Pero... es tan parecido. Que extraño me parece. Pienso que con el tiempo me acostumbraré. Después de todo...
Si las Fortunas lo disponen...